Queridos padres, profesores, personal del colegio, invitados
y, especialmente, compañeros del instituto.
Lo primero de todo quería agradeceros que estén aquí
acompañándonos en un día tan importante para nosotros. Hoy, como es fácil de
imaginar, es un día de muchas despedidas: dulces despedidas que llevábamos
mucho tiempo imaginando, pero a su vez son nostálgicas por lo que significa
para nosotros todo a lo que decimos adiós. Hoy damos por finalizado no solo un
curso escolar, sino que hoy cerramos una de las etapas más importantes de
nuestra vida. A partir de hoy echamos a volar solos, emprendemos un nuevo
camino y nos enfrentamos al futuro con valentía, llevándonos con nosotros una
formación inigualable, tanto profesional como personal.
Para todos los que estamos hoy aquí nos resulta
especialmente difícil tener que decir adiós al José Luis López Aranguren,
aunque para otros se siga llamando Atenea. La pregunta es sencilla: ¿Seremos
capaces de imaginarnos fuera del instituto donde hemos pasado nuestros últimos
momentos como colegiales? Aquí iniciamos un nuevo camino como “casi” adultos; y
pasarán unos días, seguiremos creciendo y nos seguiremos acordando de los
momentos que pasamos aquí en estas aulas, en estos pasillos…Vamos a echar de
menos muchísimas cosas y, aunque lo hayamos pasado mal por los exámenes o por
la presión que conlleva ser un estudiante de segundo de bachillerato, al final
lo que se n os quedara grabado será aquello que nos ha sacado una sonrisa en
algún momento.
Llegado este momento, nos toca mirar hacia adelante y dar un
paso más, ya no como estudiantes de bachillerato sino como futuros y formados
universitarios. Por suerte, cuando pasen los años y seamos ingenieros o médicos
podremos presumir de seguir contando con amigos abogados o economistas con los
que un día compartimos los apuntes de Historia. Tenemos que nombrar que, aunque
no nos haya dado tiempo a conocernos demasiado, debido a esta fusión que se
sucedió hace unos meses, sabemos a ciencia cierta que hemos conocido a grandes
personas y nos llevamos buenos amigos que conservaremos mucho tiempo y sabemos
que dentro de unos años cuando cada uno haya hecho su vida y quedemos para
recordar viejos tiempo nos reuniremos todos.
Tenemos que dar las gracias a todas las personas que han
hecho que siempre nos acordemos de estos años como posiblemente los mejores
años de nuestra vida. Gracias a todos nuestros padres, profesores, y a todo el
personal del instituto por enseñarnos que las cosas con una sonrisa se hacen
mejor y que con esfuerzo y trabajo seremos capaces de conseguir lo que nos
propongamos. Nos dirigimos hacia un nuevo mundo sabiendo lo que es la exigencia
y el trabajo duro, sabiendo trabajar en equipo y dando lo mejor de nosotros en
cada cosa que hacemos. Además, gracias a vosotros también hemos aprendido que:
siempre estaremos capacitados para servirle un café a Sanguino, que la nada
nadea, que si algo no furula enchufas otra vez y chin chin,
que no debes atontolinarte, que aunque se vea que tenemos buenas
intenciones somos unos vagos, que si no has visto el padrino,
no apruebas historia, que en carnavales siempre podremos disfrazarnos
de charnela, plano enchinado, horizontal…, que tienes que tener cuidado
y mirar antes en el coche en el que te montas, que a Manuel no podemos
fallarle y que antes funcionábamos, que si hay calentamiento global,
la culpa de la OMS, que hay gripe aviar es culpa de la OMS, en definitiva que
la culpa de todo la tiene la OMS y que todos los científicos son de la línea de
la concepción, que significa la ornitofobia y que siempre
nos podremos enamorar de Benabard. Gracias, de verdad, por todo lo
que habéis hecho día a día por nosotros, por habernos aguantado y por habernos
ayudado a ser las personas que somos hoy.
Para terminar, me gustaría dirigirme directamente a mis
compañeros y decirles que, aunque este maravilloso cuento haya terminado, nos
queda todavía un largo recorrido por delante; hemos acabado un capitulo de
nuestra historia pero todo esto sigue. Ahora es momento de empezar uno nuevo:
tenemos que afrontar el futuro con la cabeza bien alta y mostrando todos los
valores que nos han inculcado. Recordad que siempre seremos alumnos del José
Luis López Aranguren y Atenea y que, por todo lo que hemos vivido aquí, tenemos
motivos más que suficientes para sentirnos orgullosos de ello. Víctor Hugo
decía que el futuro tenía muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable;
para los temerosos, lo desconocido y para los valientes es la oportunidad. Es
nuestro turno de mirar al futuro con fuerza y valor, como siempre nos han
enseñado a hacer. Gracias.